Territorio
Entendiendo el territorio como un espacio, delimitado donde se posicionan grupos humanos cuyas manifestaciones y prácticas aportan a la reconfiguración espacial, este eje busca la interacción de los habitantes, grupos y sectores del barrio al reconocimiento y la expresión de nuevas formas de patrimonio y construcción de lugar.
Construcción del territorio
Este subtema busca identificar cuáles fueron los primeros asentamientos, sus primero habitantes, las disputas en torno a construcción de viviendas, y otros aspectos que recrean un imaginario de cómo se creó el barrio Las Ferias.
La Compañía urbanizadora Las Ferias y el nombre del barrio
El 27 de septiembre de 1930, Hernando Villa compró los terrenos que hoy en día conforman el barrio Las Ferias y que en ese entonces hacían parte de La Hacienda la Esperanza. Una vez adquiridas las tierras, Villa se asoció con Salomón Gutt para crear la “Compañía Urbanizadora Las Ferias Ltda.”. Según algunas versiones, el nombre con el que los urbanizadores bautizaron al barrio, viene de sus intenciones de construir en ese sector una plaza de ferias ganaderas. Sin embargo, también se dice que antiguamente hacían una feria ganadera en esos terrenos.
Construyendo a plazos una nueva vida
Los primeros lotes, según los registros de sus posesiones, se adquirieron en los años 1937, 1938, 1939, 1940 y 1941 (Garzón, 2008: 18). Como la Compañía Urbanizadora Las Ferias daba la posibilidad de pagar los lotes a plazos, el terreno resultó atractivo para campesinos y obreros en búsqueda de mejores condiciones de vida. A corto plazo, pagaban un monto accesible -la cuota inicial-, se establecían en sus terrenos y armaban un techo donde cobijarse. A largo plazo, encontraban dificultades para pagar las cuotas a tiempo y mantener a sus familias. Sin embargo, formas creativas y solidarias lograron poco a poco completar el pago y salir adelante junto con el barrio.
Las primeras construcciones del barrio fueron autogestionadas. Una vez llegaban a los lotes, los antiguos pobladores construían sus propias casas utilizando materiales que pudieran conseguir fácilmente como madera, lata y periódico. (Garzón, 2008: 19). Era común que reservaran un espacio verde para el cultivo. Según iban mejorando su situación económica, las familias iban ampliando las casas y cambiando los precarios materiales por unos más resistentes y estables como cemento, ladrillo, arena y tejas de barro. Tuvieron la fortuna de contar con dos lagunas de donde sacaban el agua y lavaban. Desafortunadamente estas se contaminaron y luego se construyó encima de ellas.
Bueno, yo como vine a vivir con mi suegra yo no conocía a nadie más que mi suegra. Ya entonces después fueron los vecinos, que los que iban edificando se iban como arrimando a nosotros, nosotros a ellos. Ya salíamos y hablábamos y de aquí salíamos allá... ya cuando hubo los buses íbamos hasta la plaza del centro a hacer mercado y traíamos el mercado y a veces los vecinos llevaban una carretilla de esas de barrera y nos cargaban el mercado... venían y nos lo traían a las casas y se les pagaba 500 pesos. En ese tiempo 500 pesos era muchísima plata. (Cecilia López).
Carencias y luchas cotidianas de los primeros asentamientos
Cuando llegaron los primeros habitantes habían dos lagunas a donde acudían a sacar agua y a lavar la ropa. También habían aljibes de donde se podía obtener el agua.
Pero sí contaban que por allí era una laguna y que de ahí era donde todo el mundo les tocaba cargar l'agua para comer.... y para lavar yo no sé si era al lado de la... del parque. Sí, porque había una laguna y todo el mundo llegaba ahí a lavar.
Para traer agua se inventaron un sistema de ruedas para transportar los baldes y las mujeres tenían que cargar las pesadas ropas lavadas en canastos. Desafortunadamente, las lagunas del barrio se fueron contaminado y empezaron a ir hasta el barrio San Fernando para obtener el agua.
La autogestión, la solidaridad y las organizaciones comunitarias
Como otros barrios populares, Las Ferias surge al margen de la planificación y fuera de los límites de los gobiernos locales. Esta situación implicó condiciones de precariedad y desamparo, lo que llevó a que el barrio tuviera un desarrollo lento. La consecución de servicios públicos y sociales se dio gracias a la lucha y el esfuerzo de sus habitantes. Fueron muchas las maneras cómo los habitantes tenían que proveerse ellos mismos los servicios básicos. Todos aportaron con sus manos, su dinero y su organización, para que al barrio poco a poco fuera un lugar apto para vivir.
Sin la organización y la conformación de redes de apoyo, el destino individual y colectivo hubieran sido muy distintos. Ya fuera intermediando con el municipio para lograr el acceso a servicios públicos y sociales, u organizando eventos recreativos y culturales, o creando un fondo para apoyar económica y moralmente a las personas más vulnerables barrio, estas organizaciones lograron resolver los problemas y necesidades que se han ido encontrando a lo largo de la historia de Las Ferias.
La creación de la Junta de Mejoras Pública significó el paso de una iniciativa espontánea entre vecinos y familias, a una organización vecinal más permanente. La junta estaba conformada por vecinos que tenían el deber de representar a la comunidad y dirigir las gestiones necesarias para las construcción de obras de servicios públicos. Realizaban actividades como bazares y reinados para conseguir recursos. La Junta de Mejoras también se reunía directamente con las autoridades para solicitar y exigir su intervención.
En 1959, la Junta de Mejoras se institucionalizó y se convirtió en la Junta de Acción Comunal (JAC). Al igual que la Junta de Mejoras, la JAC aportó en el desarrollo del barrio a través de “peticiones, trabajo colectivo, reinados, bazares” (Garzón, 2008: 36). Además del progreso en términos de infraestructura, a la JAC se le debe la construcción de espacios culturales y el fomento de procesos culturales. La Biblioteca Pública Las Ferias es un ejemplo de esto:
El trabajo comunitario, la preocupación por el progreso y desarrollo del barrio y construcción de ciudad, por medio de prácticas ciudadanas, ha llevado a la comunidad a construir una Biblioteca pública como institución que fomenta y promueve la educación, recreación y cultura y que más adelante apoyará, mediante sus programas y servicios, la formación y prácticas ciudadanas características del barrio Las Ferias. (Bermúdez, 2012).
La Asociación Mutual Sepulcro (Mutual Santafé de Bogotá) se conformó en 1956 y fue una organización que reunía fondos para los sepelios de las familias que no tenían plata para pagar los entierros.
La llegada de los servicios públicos
Al encontrarse en los límites del municipio de Engativá (que aún no se había anexado a Bogotá en ese entonces), el barrio Las Ferias surgió dentro de “la dinámica de la ampliación de las vías y del límite de la ciudad” (Garzón, 2008: 18). Esto hizo que desde los inicios, el barrio contara con servicio de transporte a pesar de que no había vías por donde transitar. Para muchos habitantes, salir y entrar al barrio implicaba atravesar potreros vacíos y llenos de barro.
En septiembre 27 de 1940 la Compañía Urbanizadora Las Ferias y las Empresas de Acueducto y Alcantarillado firmaron un contrato en el que se “comprometieron a cubrir los gastos de la instalación del servicio de acueductos por partes iguales.” (Garzón, 2008:18) A pesar de esto, enviaron simplemente unas “pipas” que iban ocasionalmente al barrio a repartir agua. En el año 1941 se instalaron “pilas” en el barrio. Eran unas pocas ubicadas en distintos puntos a donde acudía la gente a llenar sus recipientes. Son conocidos los tantos conflictos que se causaban en las filas que tocaba hacer para lograr llenar los baldes.
A finales de la década del 40 y principios del 50, la Empresa Municipal de Bogotá, por intermedio de la Junta de Mejoras, lograron que instalaran un servicio de agua a través de tubos. Más adelante, como consta en el acuerdo 77 de 1956 del Consejo de Bogotá, la Compañía Urbanizadora las Ferias acordó con el Distrito que las obras de alcantarillado serían financiadas de la siguiente manera: “en un 50% por la compañía; un 30% por cuenta del Distrito Especial y el 20% restante por cuenta de los propietarios.” (Garzón, 2008: 23).
Antes de que hubiera energía eléctrica, las personas se alumbraban con mechos o velas y planchaban con plantas de carbón. En 1945 se instalaron los primeros postes de luz. En este caso, la Junta de Mejoras también tuvo que solicitar a las Empresas Unidas de Energía Eléctrica de Bogotá para que prestaran el servicio de alumbrado eléctrico.
Como sucedió con la electricidad, el teléfono al principio llegaba a los negocios y casas que lo solicitaran. Muchas personas debían pedir prestado o pagar a sus vecinos para hacer o recibir una llamada.
Pues el señor trabajaba en teléfonos. Entonces ellos creo que tenían prelación para pedir los servicios y les llegaban. Entonces ya acá pues ya llegaba agua y la luz también. Cuando nosotros vinimos ya llegaba a esta casa (Mercedes Barrera)
La Compañía urbanizadora Las Ferias y el nombre del barrio
El 27 de septiembre de 1930, Hernando Villa compró los terrenos que hoy en día conforman el barrio Las Ferias y que en ese entonces hacían parte de La Hacienda la Esperanza. Una vez adquiridas las tierras, Villa se asoció con Salomón Gutt para crear la “Compañía Urbanizadora Las Ferias Ltda.”. Según algunas versiones, el nombre con el que los urbanizadores bautizaron al barrio, viene de sus intenciones de construir en ese sector una plaza de ferias ganaderas. Sin embargo, también se dice que antiguamente hacían una feria ganadera en esos terrenos.
Construyendo a plazos una nueva vida
Los primeros lotes, según los registros de sus posesiones, se adquirieron en los años 1937, 1938, 1939, 1940 y 1941 (Garzón, 2008: 18). Como la Compañía Urbanizadora Las Ferias daba la posibilidad de pagar los lotes a plazos, el terreno resultó atractivo para campesinos y obreros en búsqueda de mejores condiciones de vida. A corto plazo, pagaban un monto accesible -la cuota inicial-, se establecían en sus terrenos y armaban un techo donde cobijarse. A largo plazo, encontraban dificultades para pagar las cuotas a tiempo y mantener a sus familias. Sin embargo, formas creativas y solidarias lograron poco a poco completar el pago y salir adelante junto con el barrio.
Las primeras construcciones del barrio fueron autogestionadas. Una vez llegaban a los lotes, los antiguos pobladores construían sus propias casas utilizando materiales que pudieran conseguir fácilmente como madera, lata y periódico. (Garzón, 2008: 19). Era común que reservaran un espacio verde para el cultivo. Según iban mejorando su situación económica, las familias iban ampliando las casas y cambiando los precarios materiales por unos más resistentes y estables como cemento, ladrillo, arena y tejas de barro. Tuvieron la fortuna de contar con dos lagunas de donde sacaban el agua y lavaban. Desafortunadamente estas se contaminaron y luego se construyó encima de ellas.
Bueno, yo como vine a vivir con mi suegra yo no conocía a nadie más que mi suegra. Ya entonces después fueron los vecinos, que los que iban edificando se iban como arrimando a nosotros, nosotros a ellos. Ya salíamos y hablábamos y de aquí salíamos allá... ya cuando hubo los buses íbamos hasta la plaza del centro a hacer mercado y traíamos el mercado y a veces los vecinos llevaban una carretilla de esas de barrera y nos cargaban el mercado... venían y nos lo traían a las casas y se les pagaba 500 pesos. En ese tiempo 500 pesos era muchísima plata. (Cecilia López).
Carencias y luchas cotidianas de los primeros asentamientos
Cuando llegaron los primeros habitantes habían dos lagunas a donde acudían a sacar agua y a lavar la ropa. También habían aljibes de donde se podía obtener el agua.
Pero sí contaban que por allí era una laguna y que de ahí era donde todo el mundo les tocaba cargar l'agua para comer.... y para lavar yo no sé si era al lado de la... del parque. Sí, porque había una laguna y todo el mundo llegaba ahí a lavar.
Para traer agua se inventaron un sistema de ruedas para transportar los baldes y las mujeres tenían que cargar las pesadas ropas lavadas en canastos. Desafortunadamente, las lagunas del barrio se fueron contaminado y empezaron a ir hasta el barrio San Fernando para obtener el agua.
La autogestión, la solidaridad y las organizaciones comunitarias
Como otros barrios populares, Las Ferias surge al margen de la planificación y fuera de los límites de los gobiernos locales. Esta situación implicó condiciones de precariedad y desamparo, lo que llevó a que el barrio tuviera un desarrollo lento. La consecución de servicios públicos y sociales se dio gracias a la lucha y el esfuerzo de sus habitantes. Fueron muchas las maneras cómo los habitantes tenían que proveerse ellos mismos los servicios básicos. Todos aportaron con sus manos, su dinero y su organización, para que al barrio poco a poco fuera un lugar apto para vivir.
Sin la organización y la conformación de redes de apoyo, el destino individual y colectivo hubieran sido muy distintos. Ya fuera intermediando con el municipio para lograr el acceso a servicios públicos y sociales, u organizando eventos recreativos y culturales, o creando un fondo para apoyar económica y moralmente a las personas más vulnerables barrio, estas organizaciones lograron resolver los problemas y necesidades que se han ido encontrando a lo largo de la historia de Las Ferias.
La creación de la Junta de Mejoras Pública significó el paso de una iniciativa espontánea entre vecinos y familias, a una organización vecinal más permanente. La junta estaba conformada por vecinos que tenían el deber de representar a la comunidad y dirigir las gestiones necesarias para las construcción de obras de servicios públicos. Realizaban actividades como bazares y reinados para conseguir recursos. La Junta de Mejoras también se reunía directamente con las autoridades para solicitar y exigir su intervención.
En 1959, la Junta de Mejoras se institucionalizó y se convirtió en la Junta de Acción Comunal (JAC). Al igual que la Junta de Mejoras, la JAC aportó en el desarrollo del barrio a través de “peticiones, trabajo colectivo, reinados, bazares” (Garzón, 2008: 36). Además del progreso en términos de infraestructura, a la JAC se le debe la construcción de espacios culturales y el fomento de procesos culturales. La Biblioteca Pública Las Ferias es un ejemplo de esto:
El trabajo comunitario, la preocupación por el progreso y desarrollo del barrio y construcción de ciudad, por medio de prácticas ciudadanas, ha llevado a la comunidad a construir una Biblioteca pública como institución que fomenta y promueve la educación, recreación y cultura y que más adelante apoyará, mediante sus programas y servicios, la formación y prácticas ciudadanas características del barrio Las Ferias. (Bermúdez, 2012).
La Asociación Mutual Sepulcro (Mutual Santafé de Bogotá) se conformó en 1956 y fue una organización que reunía fondos para los sepelios de las familias que no tenían plata para pagar los entierros.
La llegada de los servicios públicos
Al encontrarse en los límites del municipio de Engativá (que aún no se había anexado a Bogotá en ese entonces), el barrio Las Ferias surgió dentro de “la dinámica de la ampliación de las vías y del límite de la ciudad” (Garzón, 2008: 18). Esto hizo que desde los inicios, el barrio contara con servicio de transporte a pesar de que no había vías por donde transitar. Para muchos habitantes, salir y entrar al barrio implicaba atravesar potreros vacíos y llenos de barro.
En septiembre 27 de 1940 la Compañía Urbanizadora Las Ferias y las Empresas de Acueducto y Alcantarillado firmaron un contrato en el que se “comprometieron a cubrir los gastos de la instalación del servicio de acueductos por partes iguales.” (Garzón, 2008:18) A pesar de esto, enviaron simplemente unas “pipas” que iban ocasionalmente al barrio a repartir agua. En el año 1941 se instalaron “pilas” en el barrio. Eran unas pocas ubicadas en distintos puntos a donde acudía la gente a llenar sus recipientes. Son conocidos los tantos conflictos que se causaban en las filas que tocaba hacer para lograr llenar los baldes.
A finales de la década del 40 y principios del 50, la Empresa Municipal de Bogotá, por intermedio de la Junta de Mejoras, lograron que instalaran un servicio de agua a través de tubos. Más adelante, como consta en el acuerdo 77 de 1956 del Consejo de Bogotá, la Compañía Urbanizadora las Ferias acordó con el Distrito que las obras de alcantarillado serían financiadas de la siguiente manera: “en un 50% por la compañía; un 30% por cuenta del Distrito Especial y el 20% restante por cuenta de los propietarios.” (Garzón, 2008: 23).
Antes de que hubiera energía eléctrica, las personas se alumbraban con mechos o velas y planchaban con plantas de carbón. En 1945 se instalaron los primeros postes de luz. En este caso, la Junta de Mejoras también tuvo que solicitar a las Empresas Unidas de Energía Eléctrica de Bogotá para que prestaran el servicio de alumbrado eléctrico.
Como sucedió con la electricidad, el teléfono al principio llegaba a los negocios y casas que lo solicitaran. Muchas personas debían pedir prestado o pagar a sus vecinos para hacer o recibir una llamada.
Pues el señor trabajaba en teléfonos. Entonces ellos creo que tenían prelación para pedir los servicios y les llegaban. Entonces ya acá pues ya llegaba agua y la luz también. Cuando nosotros vinimos ya llegaba a esta casa (Mercedes Barrera)
Paisaje y arquitectura
Tomando estos dos aspectos como referentes se contrastará cómo ha evolucionado el barrio desde sus inicios a nuestros días, además, cómo sus habitantes perciben estos cambios en su forma de vida. Desde la época de la Hacienda La Esperanza que dibujaba un paisaje rural, al sector industrial en el que hoy se está convirtiendo.
El paisaje rural se desdibuja
Los antiguos pobladores y sus descendientes han sido testigos de un vertiginoso cambio en la configuración del barrio. De un ambiente rural, con sembrados, vacas y lagunas, el barrio pasó a ser un sector fuertemente industrializado de construcciones inmensas.
La casa donde vivía el que administraba la venta de lotes, una hacienda sabanera con columnas de madera y tejas de barro, se fue rodeando de calles pavimentadas y casas de dos pisos. Desaparecieron los sembrados de papa y maíz, los rosales y matas de pinos y el cemento fue dejando unos pocos espacios verdes que hoy en día son los pocos espacios verdes de Las Ferias.
Las dos lagunas de donde salía el agua para alimentarse y lavarse, se contaminaron por todo el jabón que se vertía cuando lavaban la ropa. Luego se construyó encima: bajo el Liceo Nacional Magdalena Ortega y el Colegio Juan del Corral estaba uno de los cuerpos de agua, y la otra quedaba donde hoy es la sede A de Institución Educativa Naciones Unidas.
El progreso del barrio
Paradójicamente, el anhelado progreso por el que lucharon sus habitantes, trajo transformaciones que afectaron la vida en el barrio. Los pequeños ranchos con paredes de lata, piso de madera y una sola pieza, fueron reemplazados por casas de ladrillo y con varias habitaciones. Se pavimentaron las calles y se poblaron los grandes potreros.
La ampliación de las casas permitió a algunos dueños obtener una renta del arriendo de sus espacios. Los inquilinatos, “generalmente ubicados alrededor de los Colegios Juan del corral, Magdalena Ortega y República Guatemala” (Garzón, 2008: 47), eran casas en las que habitaban varias familias a la vez. Estos lugares están asociados con inseguridad, pobreza y conflictos.
Esto fue cuando producto de las casas que se ampliaron para dar paso a inquilinatos, a los cuales se pasó a vivir mucha gente que venía de otros barrios como La Culebrera. Unas de estas personas eran honradas pero otros no. Entonces en el barrio se dio una ola de delincuencia (Garzón, 2008: 52).
Las personas vivían en condición de hacinamiento y tenían que compartir la cocina, el baño y el lavadero. Incluso, una de las anécdotas que ilustran las duras situaciones por las que pasaban las personas que convivían en los inquilinatos, era cómo se prestaban un hueso entre familias para preparar la sopa.
‘Comadrita présteme su hueso’, y le decía: ‘una metidita y una sacadita y no se lo chupo ni se lo lambo’... se prestaban el hueso para dar la sustancia...¿cómo sería la pobreza tan verrionda? (Asistente al Taller de Mandalas)
A pesar de las precarias condiciones, arrendar una pieza en estos lugares era relativamente económico y para muchos era la única opción mientras lograban mejorar su situación económica.
Las transformaciones espaciales y su impacto en la vida
Con el tiempo, los extensos lotes vendidos por la Compañía Urbanizadora Las Ferias, resultaron atractivos para establecer bodegas, moteles, comercios de todo tipo, iglesias e industrias. El impacto de estos cambios en la cotidianidad de la gente y en la vida social del barrio han sido profundos. Muchos pobladores antiguos han vendido sus propiedades y se han ido del barrio. Las casas familiares con cultivos se convirtieron en enormes bodegas, hostales, fábricas e iglesias cristianas. Los antiguos espacios de esparcimiento fueron construidos, cercados o simplemente dejaron de ser lo que eran. La interacción entre vecinos se redujo y el barrio, que alguna vez tuvo una dinámica actividad social, ya no es un espacio que inspira confianza y calidez a sus habitantes.
Lo que pasa es que precisamente eso de las bodegas y todo eso ha acabado con las familias, o sea, con la gente... entonces usted llega a una cuadra, ¿a quién le pide usted una colaboración si no hay nadie? ¿Entonces usted qué? Empezando porque usted llega y el portero no le deja hablar con el gerente, o sea, por ejemplo para pedirle una cosa. Aquí en Las Ferias, por ejemplo, había un señor... y él en diciembre organiza carreras de encostalados... en la cuadra de él, esto es en la carrera 61 entre setenta y que ¿será eso? como 73 y 74. Hacía competencia de ciclismo, de triciclos y todo eso... pero ya no porque ya no hay gente, o sea, ya no hay familias con niños, ya no hay nada, ya todo el mundo se ha ido... sólo bodegas y bodegas y chatarrerías... eso esto se lleno de chatarrerías y bodegas, las calles llenas de mugre. (Julio César Amado).
Los parques: ¿escenarios de discordia o de integración?
Tanto la iglesia como los parques del barrio Las Ferias han sido escenarios dinámicos que enriquecieron el imaginario compartido y fortalecieron el sentido de pertenencia de los habitantes. Hoy en día son escenarios que siguen estando ahí pero que ya no logran convocar a la comunidad como lo hacían antes. Los parque generan desconfianza y en vez de permitir la integración, generan conflictos y distancia entre los habitantes.
¿En el parque? ¡Sí, claro! Corridas de toros, lucha libre, eso era organizado por la Junta Comunal en esa época… pues que eran…viejos que tenían la Junta Comunal y la gente les creía y organizaban. ¿Y aportaban? (los habitantes del barrio) ¡Sí, claro! Hacían colectas, hacían fiestas, bazares para recoger, y hacían un ring, un espectáculo ahí. Y el ciclismo, ¡sí, claro! Aquí hacían competencias de ciclismo, pero ya no porque ya eso se acabó... mejor dicho en este momento ya no, de lo anterior ya no queda absolutamente nada (Julio César Amado).
¡No pues todo! Yo ya paso por ahí, por alguna vez y me acuerdo de tantas cosas... pero ya está diferente, ya solo bodegas y calles solas...o sea no, ya no dan ganas de salir de verdad. Yo subo al parque mejor dicho casi que por obligación pero no porque me nazca salir por allá (Julio César Amado).
‘Pueblo quieto’ y ‘barrio de los milagros’
‘Pueblo quieto’ por su semejanza con un pueblo y por lo peligroso. ‘Pueblo milagroso’ porque lo que se desaparece en otro barrio aparece en Las Ferias. Entre algunos habitantes existe la certeza de que esta es una imagen exagerada. Detrás del fenómeno de percepción de inseguridad, está la versión de que la mala fama está relacionada con la aparición de inquilinatos y la presencia de la Comisaría.
En el Fostra... fue cuando cogió mala fama Ferias fue por la comisaría que era en el parque de la virgen. Venían los casos de todo estos barrios y entonces vino la fama y entonces venían los buses hasta la Tronca porque decían que no entraban adentro porque los mataban. (Asistente al Taller de Mandalas)
El paisaje rural se desdibuja
Los antiguos pobladores y sus descendientes han sido testigos de un vertiginoso cambio en la configuración del barrio. De un ambiente rural, con sembrados, vacas y lagunas, el barrio pasó a ser un sector fuertemente industrializado de construcciones inmensas.
La casa donde vivía el que administraba la venta de lotes, una hacienda sabanera con columnas de madera y tejas de barro, se fue rodeando de calles pavimentadas y casas de dos pisos. Desaparecieron los sembrados de papa y maíz, los rosales y matas de pinos y el cemento fue dejando unos pocos espacios verdes que hoy en día son los pocos espacios verdes de Las Ferias.
Las dos lagunas de donde salía el agua para alimentarse y lavarse, se contaminaron por todo el jabón que se vertía cuando lavaban la ropa. Luego se construyó encima: bajo el Liceo Nacional Magdalena Ortega y el Colegio Juan del Corral estaba uno de los cuerpos de agua, y la otra quedaba donde hoy es la sede A de Institución Educativa Naciones Unidas.
El progreso del barrio
Paradójicamente, el anhelado progreso por el que lucharon sus habitantes, trajo transformaciones que afectaron la vida en el barrio. Los pequeños ranchos con paredes de lata, piso de madera y una sola pieza, fueron reemplazados por casas de ladrillo y con varias habitaciones. Se pavimentaron las calles y se poblaron los grandes potreros.
La ampliación de las casas permitió a algunos dueños obtener una renta del arriendo de sus espacios. Los inquilinatos, “generalmente ubicados alrededor de los Colegios Juan del corral, Magdalena Ortega y República Guatemala” (Garzón, 2008: 47), eran casas en las que habitaban varias familias a la vez. Estos lugares están asociados con inseguridad, pobreza y conflictos.
Esto fue cuando producto de las casas que se ampliaron para dar paso a inquilinatos, a los cuales se pasó a vivir mucha gente que venía de otros barrios como La Culebrera. Unas de estas personas eran honradas pero otros no. Entonces en el barrio se dio una ola de delincuencia (Garzón, 2008: 52).
Las personas vivían en condición de hacinamiento y tenían que compartir la cocina, el baño y el lavadero. Incluso, una de las anécdotas que ilustran las duras situaciones por las que pasaban las personas que convivían en los inquilinatos, era cómo se prestaban un hueso entre familias para preparar la sopa.
‘Comadrita présteme su hueso’, y le decía: ‘una metidita y una sacadita y no se lo chupo ni se lo lambo’... se prestaban el hueso para dar la sustancia...¿cómo sería la pobreza tan verrionda? (Asistente al Taller de Mandalas)
A pesar de las precarias condiciones, arrendar una pieza en estos lugares era relativamente económico y para muchos era la única opción mientras lograban mejorar su situación económica.
Las transformaciones espaciales y su impacto en la vida
Con el tiempo, los extensos lotes vendidos por la Compañía Urbanizadora Las Ferias, resultaron atractivos para establecer bodegas, moteles, comercios de todo tipo, iglesias e industrias. El impacto de estos cambios en la cotidianidad de la gente y en la vida social del barrio han sido profundos. Muchos pobladores antiguos han vendido sus propiedades y se han ido del barrio. Las casas familiares con cultivos se convirtieron en enormes bodegas, hostales, fábricas e iglesias cristianas. Los antiguos espacios de esparcimiento fueron construidos, cercados o simplemente dejaron de ser lo que eran. La interacción entre vecinos se redujo y el barrio, que alguna vez tuvo una dinámica actividad social, ya no es un espacio que inspira confianza y calidez a sus habitantes.
Lo que pasa es que precisamente eso de las bodegas y todo eso ha acabado con las familias, o sea, con la gente... entonces usted llega a una cuadra, ¿a quién le pide usted una colaboración si no hay nadie? ¿Entonces usted qué? Empezando porque usted llega y el portero no le deja hablar con el gerente, o sea, por ejemplo para pedirle una cosa. Aquí en Las Ferias, por ejemplo, había un señor... y él en diciembre organiza carreras de encostalados... en la cuadra de él, esto es en la carrera 61 entre setenta y que ¿será eso? como 73 y 74. Hacía competencia de ciclismo, de triciclos y todo eso... pero ya no porque ya no hay gente, o sea, ya no hay familias con niños, ya no hay nada, ya todo el mundo se ha ido... sólo bodegas y bodegas y chatarrerías... eso esto se lleno de chatarrerías y bodegas, las calles llenas de mugre. (Julio César Amado).
Los parques: ¿escenarios de discordia o de integración?
Tanto la iglesia como los parques del barrio Las Ferias han sido escenarios dinámicos que enriquecieron el imaginario compartido y fortalecieron el sentido de pertenencia de los habitantes. Hoy en día son escenarios que siguen estando ahí pero que ya no logran convocar a la comunidad como lo hacían antes. Los parque generan desconfianza y en vez de permitir la integración, generan conflictos y distancia entre los habitantes.
¿En el parque? ¡Sí, claro! Corridas de toros, lucha libre, eso era organizado por la Junta Comunal en esa época… pues que eran…viejos que tenían la Junta Comunal y la gente les creía y organizaban. ¿Y aportaban? (los habitantes del barrio) ¡Sí, claro! Hacían colectas, hacían fiestas, bazares para recoger, y hacían un ring, un espectáculo ahí. Y el ciclismo, ¡sí, claro! Aquí hacían competencias de ciclismo, pero ya no porque ya eso se acabó... mejor dicho en este momento ya no, de lo anterior ya no queda absolutamente nada (Julio César Amado).
¡No pues todo! Yo ya paso por ahí, por alguna vez y me acuerdo de tantas cosas... pero ya está diferente, ya solo bodegas y calles solas...o sea no, ya no dan ganas de salir de verdad. Yo subo al parque mejor dicho casi que por obligación pero no porque me nazca salir por allá (Julio César Amado).
‘Pueblo quieto’ y ‘barrio de los milagros’
‘Pueblo quieto’ por su semejanza con un pueblo y por lo peligroso. ‘Pueblo milagroso’ porque lo que se desaparece en otro barrio aparece en Las Ferias. Entre algunos habitantes existe la certeza de que esta es una imagen exagerada. Detrás del fenómeno de percepción de inseguridad, está la versión de que la mala fama está relacionada con la aparición de inquilinatos y la presencia de la Comisaría.
En el Fostra... fue cuando cogió mala fama Ferias fue por la comisaría que era en el parque de la virgen. Venían los casos de todo estos barrios y entonces vino la fama y entonces venían los buses hasta la Tronca porque decían que no entraban adentro porque los mataban. (Asistente al Taller de Mandalas)
Usos del territorio
Subtema que mostrará cómo se reconfigura el barrio a partir de nuevas actividades sociales y comerciales que hacen del barrio otro tipo de espacio social. En sus inicios reconocido como paradero de transporte público, hasta las múltiples actividades económicas que hoy confluyen en el territorio.
La Tronca y las distintas empresas transportadoras
La Tronca es un referente espacial y simbólico que hace parte de la historia del barrio. Desde sus inicios, La Tronca era conocida como un paradero de transporte ubicado más allá de los límites de Bogotá. El punto de llegada y salida era la famosa Tronca que era un palo grueso que servía como punto de referencia. Los habitantes del barrio vieron llegar distintas formas de transporte y distintas empresas transportadoras como La Panamericana, Sidautos, el tranvía, el troli, el Transmilenio y el SITP. Algunos habitantes han trabajado como conductores dentro de esas empresas que llegaban hasta el barrio.
El cultivo familiar, los cebadales de Bavaria y las canchas de fútbol
Los terrenos de las Ferias, ricos en agua, fueron aprovechados por sus habitantes para cultivar pequeñas cantidades de alimentos para el consumo propio o para su intercambio o venta. Por otro lado, en los terrenos donde hoy queda Metrópolis, Bavaria tuvo sus cebadales por un tiempo. Después de eso, se creó El Fostra, que consistía en varias canchas de fútbol donde entrenaban y hacían campeonatos. Estas fueron construidas y utilizadas por la Juventud Trabajadora de Colombia y luego por la Corporación Industrial Codifútbol. En estas canchas practicaron equipos y futbolistas reconocidos: Antonio Forero, de Independiente Santafé y Álvaro Gómez que jugó en Millonarios y en Once Caldas.
Finalmente, el urbanizador Pedro Gómez construyó sobre El Fostra los edificios residenciales llamados Metrópolis.
Tiendas de todo tipo: en el barrio hay de todo
Conforme se fue poblando el barrio, fueron apareciendo toda clase de negocios que hicieron de Las Ferias un sector comercial. Cuando se preguntó a algunos habitantes del barrio qué aspectos positivos resaltan de Las Ferias, varios respondieron que les gusta es que todo se consigue lo que es una gran ventaja pues no es necesario salir del barrio.
¡Ah no, aquí claro! Había de todo… ¡usted no tenía que ir al 7 de agosto a nada! Por ejemplo, aquí estaba el Almacén Montañez. Usted en el almacén Montañez conseguía de todo… usted conseguía botones, eh, libros, telas, ¡de todo! Íntegro, eso parecía el Tía pequeñito. (Julio Cesar Amado)
Para mí es el barrio más completo que hay, tenemos todo. Hablando en plata blanca, de olla en adelante usted consigue aquí todo, ¡todo! ¿Qué es lo que no se consigue acá? (Asistente al Taller de Mandalas)
Amar y vivir
En la década de los 80, el crecimiento del negocio de los moteles despertó el descontento de la gente y desencadenó acciones de resistencia. El asesinato de Rosa Patarroyo fue relacionado con su activa participación en la pelea por evitar que se establecieran este tipo de establecimientos en el barrio.
En medio de este litigio la señora Rosa Patarroyo fue asesinada en la puerta de su casa. El día del funeral el féretro se paseo frente a estos lugares como señal de protesta. Luego de este hecho, varios de los oponentes dieron su brazo a torcer, quizás, ya que quienes tienen poder producen miedo y el miedo paraliza. (Garzón, 2008: 56).
Paradójicamente, estos usos indeseados, le dieron fama al barrio. La casa de la señora Oliva fue uno de los primeros hostales que aparecieron y ahí se filmaron muchas de las escenas de la película llamada Amar y Vivir.
La Tronca y las distintas empresas transportadoras
La Tronca es un referente espacial y simbólico que hace parte de la historia del barrio. Desde sus inicios, La Tronca era conocida como un paradero de transporte ubicado más allá de los límites de Bogotá. El punto de llegada y salida era la famosa Tronca que era un palo grueso que servía como punto de referencia. Los habitantes del barrio vieron llegar distintas formas de transporte y distintas empresas transportadoras como La Panamericana, Sidautos, el tranvía, el troli, el Transmilenio y el SITP. Algunos habitantes han trabajado como conductores dentro de esas empresas que llegaban hasta el barrio.
El cultivo familiar, los cebadales de Bavaria y las canchas de fútbol
Los terrenos de las Ferias, ricos en agua, fueron aprovechados por sus habitantes para cultivar pequeñas cantidades de alimentos para el consumo propio o para su intercambio o venta. Por otro lado, en los terrenos donde hoy queda Metrópolis, Bavaria tuvo sus cebadales por un tiempo. Después de eso, se creó El Fostra, que consistía en varias canchas de fútbol donde entrenaban y hacían campeonatos. Estas fueron construidas y utilizadas por la Juventud Trabajadora de Colombia y luego por la Corporación Industrial Codifútbol. En estas canchas practicaron equipos y futbolistas reconocidos: Antonio Forero, de Independiente Santafé y Álvaro Gómez que jugó en Millonarios y en Once Caldas.
Finalmente, el urbanizador Pedro Gómez construyó sobre El Fostra los edificios residenciales llamados Metrópolis.
Tiendas de todo tipo: en el barrio hay de todo
Conforme se fue poblando el barrio, fueron apareciendo toda clase de negocios que hicieron de Las Ferias un sector comercial. Cuando se preguntó a algunos habitantes del barrio qué aspectos positivos resaltan de Las Ferias, varios respondieron que les gusta es que todo se consigue lo que es una gran ventaja pues no es necesario salir del barrio.
¡Ah no, aquí claro! Había de todo… ¡usted no tenía que ir al 7 de agosto a nada! Por ejemplo, aquí estaba el Almacén Montañez. Usted en el almacén Montañez conseguía de todo… usted conseguía botones, eh, libros, telas, ¡de todo! Íntegro, eso parecía el Tía pequeñito. (Julio Cesar Amado)
Para mí es el barrio más completo que hay, tenemos todo. Hablando en plata blanca, de olla en adelante usted consigue aquí todo, ¡todo! ¿Qué es lo que no se consigue acá? (Asistente al Taller de Mandalas)
Amar y vivir
En la década de los 80, el crecimiento del negocio de los moteles despertó el descontento de la gente y desencadenó acciones de resistencia. El asesinato de Rosa Patarroyo fue relacionado con su activa participación en la pelea por evitar que se establecieran este tipo de establecimientos en el barrio.
En medio de este litigio la señora Rosa Patarroyo fue asesinada en la puerta de su casa. El día del funeral el féretro se paseo frente a estos lugares como señal de protesta. Luego de este hecho, varios de los oponentes dieron su brazo a torcer, quizás, ya que quienes tienen poder producen miedo y el miedo paraliza. (Garzón, 2008: 56).
Paradójicamente, estos usos indeseados, le dieron fama al barrio. La casa de la señora Oliva fue uno de los primeros hostales que aparecieron y ahí se filmaron muchas de las escenas de la película llamada Amar y Vivir.